El 11 de abril de 1941 la Fuerza Aerea de Estados Unidos (USAAF) realizó un pedido para una propuesta para una bombardero de grandes alturas que pudiera cargar 10 mil libras de cargas de bombas a una velocidad de 275 millas por hora.


Jack Northrop comenzó en 1942 con el diseño del XB-35. La ventaja del diseño de ala voladora era que proveía muy baja resistencia y su forma le permitía elevarse con facilidad. Esto significaba el XB-35 podía cargar peso más rápido y económicamente.

A pesar de esto cietrtos problemas de inestabilidad hiceron que la Fuerza Aerea perdiera el interés en el diseño.


Esto y cuestiones de lobby político hicieron que se volviera a perder el interés en este avión.

Una cosa interesante de este experimento aeronáutico nos muestran el principio de una era en la que el Estado entraba en una nueva etapa de complicidad con el aparato bélico industrial. Aunque este nexo desde siempre fué indisociable, con el comienzo de la guerra fría y su coincidencia con una etapa de un cosiderable crecimiento y bienestar económico, esta complicidad tomo dimesiones solo mensurables por sus resultados, como en este caso el B-35 y el B49.
Sin duda el B-35 y el B49 conjugan una gran imaginación y sadismo. Es sorprendente como el hombre utiliza su inventiva para cosas tan futiles como aparato deslumbrante como potencialmente letal.
La desmesura se encuentre tal vez en que esto sea tan solo un experimento. No es que el aparato industrial bélico construyera armas, sino que construyera además armas que no se fueran a utilizar. Como si fuera poco, además de no utilizar esta tecnología, tampoco compartirla para su uso civil.
Pareciera que hay una deboción y actividad muy prolífera detrás de la guerra.
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